A los 12 años me di cuenta que mi mundo no existía y que todo era falso, que uñas largas no eran símbolo de inteligencia, que mis huesos eran de calcio y no de bastones de caramelo y que poco a poco dejaba de comer y mi cabello se caía.
A los 12 años supe que era tener "hambre" de vida... y así proporcionalmente con los (D)años
Gracias por tu comentario! Y por las felicidades :) Te sigo guapa!
RépondreSupprimerque fuerte, linda, te sigo. gracias por comentar <3
RépondreSupprimeroj
¡Hola, Alex! ^^
RépondreSupprimerPrimero que nada, quiero "decirte" que muchas gracias por el comentario tan hermoso que dejaste en mi blog, me gustó mucho. Es todo un lujazo tener lectoras como tú, que me alegran la vida y me motivan a seguir escribiendo. ¡Gracias!
Respecto a la entrada, ¡qué preciosidad! He de decirte que yo también empecé a escribir a la misma edad que tú, más o menos. Escribía relatos cortos, historias en las que describía el mundo tal y como me gustaría que fuera. Pero, como dices, cuando el tiempo pasa y tienes unos cuantos años más que esos maravillosos ocho, los daños van aumentando inevitablemente porque nos damos cuenta de cómo es el mundo realmente, aunque intentemos disfrazarlo con las palabras. Siempre me ha encantado cómo escribes, esa forma que tienes de transmitir tanto con tan poco.
¡Un abrazo, que seas muuy feliz!
Un texto de nuevo que transmite mucho.
RépondreSupprimerMe ha encantado!
Un besote!!!^^
Hola cielo! Y cuanto más años mas hambre de mundo tenderás. Y mi consejo aquí es que te lo comas, que no te limiten a hacer aquello que te de la gana. un besito♥
RépondreSupprimerLa realidad es dura, hay que saber articularse a ella. No es fácil. Gracias por tu comentario, precioso blog, nos leemos pronto.
RépondreSupprimerD.